Demi Moore y Pamela Anderson son los últimos ejemplos de figuras del pasado, olvidadas por la industria, que de repente suenan para grandes premios y protagonizan películas de las que todo el mundo habla. Pero esta dinámica existe desde que existe el propio cine, porque nada gusta más al público que una gran caída seguida de una gran resurrecciónMICKEY ROURKE - Antes de convertirse en una parodia de sí mismo y de que su rostro se volviese casi irreconocible, fue el hombre más guapo de Hollywood. Quien albergue dudas puede echar un vistazo a 'Nueve semanas y media', donde un Rourke en la cima de su atractivo era capaz de robarle plano a Kim Basinger. Y no era sólo bello, también era (y es) un actor talentosísimo. Contaba Rob Lowe en sus memorias 'Stories I Only Tell My Friends' que cuando Rourke se paseó por el rodaje de 'Rebeldes' para visitar a su amigo Coppola todos sintieron que había llegado”el nuevo James Dean”, estaban fascinados por El chico de la moto, el papel que había representado en la melancólica 'La ley de la calle'. 'Los Angeles Times' pensaba lo mismo: lo llamó “un joven león de Hollywood, un actor con la intensidad melancólica del primer Marlon Brando, la electricidad de James Dean y la carga emocional de John Garfield”. Mostró de lo que era capaz en 'Réquiem por los que van a morir', 'El corazón del ángel' y 'Manhattan Sur', pero cuando el boxeo empezó a ocupar más espacio en su vida que el cine llegaron las cirugías que deformaron su rostro, las adicciones y el "no" a papeles que le hubiesen mantenido en primera fila. Rechazó 'Rain Man', 'Los intocables de Eliott Ness' y 'Pulp Fiction', en la que pudo haber sido Butch, el papel que le dio un nuevo impulso a la carrera de Bruce Willis mientras la suya languidecía y pasaba de las columnas de cine a las de desastres estéticos.